Montar una obra sobre un libro es leerlo. Y volver a escribirlo.
El coreógrafo y director teatral Magy Ganiko está montando BITNUS, su lectura de la obra puede verse en su propuesta escénica. Próximo estreno.
Espacio, un cuarto blanco, un cuarto cruzado por cables que trozan el espacio en geométrico rompecabezas. Cables conectores de mundos virtuales y de posibles fantasías amorosas, también blancos . Una cama es el mueble central, que entra o se descentra según la ocasión, lugar por antonomasia de los sueños eróticos y amorosos.
Bitnus, cuenta las relaciones amorosas de una mujer que viviendo una suerte de partición casi bipolar, se crea “dos ella”. Una ella, se la pasa chateando con un hombre, su relación sexo-a-morosa, se establece casi siempre a través de la ventana de la compu y de una “camarita voyerista”. Una comunicación a teclado caliente, un intento de pasión al ritmo hipnótico de la luz de una pantalla, que va consumiendo de poco su cuerpo, sus ganas de amar.
La otra ella es Bitnus, su alter ego, la mujer mutada en ser mitológico, su contrario en todos los aspectos. Bitnus no ama, Bitnus “coge”, y no con cualquiera, ella se coge un Fauno: “Si deseo Fauno pido Fauno. Cuando no amo, me obedezco”.
Bitnus es el “desencaje” de deseos en las relaciones mujer-hombre. Su lenguaje verbal y corporal es directo pero sin embargo altamente poético, contiene otras formas de rimar el movimiento. Nuestras contradicciones se manifiestan en el cuerpo, sudan y se retuercen en la búsqueda del otro ideal: “Hola, ¿estás? ¿No hay señal? ¿No? Fauno o chatero, el personaje deja de lado lo único que importa: “su propia señal”.
Con base en el texto poético de la escritora argentina Luz Pearson , la puesta en escena combina teatro danza y elementos de danza Butoh (danza de vanguardia Japón). Con una bailarina se desarrolla este mundo de paradojas de una mujer en busca de sentido, a través del amor.
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